domingo, 14 de noviembre de 2010

EL SISTEMA EDUCATIVO MEXICANO: UN PROBLEMA SOCIAL

“La educación es una cosa admirable, pero es menester recordar de vez en cuando,
que ninguna cosa valiosa para el conocimiento se puede enseñar."

                                                                                                                                          Oscar Wilde

INTRODUCCIÓN
Hablar del sistema educativo mexicano, es hablar de un tema muy complejo, pues en él están involucrados no solo complicados factores sociales, caracterizados por la integración de un amplio mosaico de grupos sociales con necesidades propias y particulares, sino que también, este sistema se ha forjado al calor de los diferentes movimientos sociales que se han vivido en los casi 200 años de historia independiente. Sumando a estos factores, los necesarios y en ocasiones (por no decir la mayor partes de la veces) incomprensibles intereses políticos y económicos de los responsables de conducir los destinos de la educación, que recientemente han aumentado su papel de protagónico en decremento de los auténticos intereses de la sociedad.
Este ensayo presenta un recuento del problema social que aún es candente en nuestra vida política del país: “la Educación.” Hoy que nos encontramos a casi 200 años de vida independiente, y aún cuando los propósitos no son los mismos, la educación en nuestro país continúa siendo tema de interés por sus implicaciones económicas, sociales, filosóficas, morales, pedagógicas y sobre todo políticas. De ahí, que en cada sexenio el presidente en turno, con su equipo, le impriman los cambios que consideran pertinentes.
Si bien el abordaje de este ensayo  pudiera hacerse desde muy variadas perspectivas, he decido, hacer un recuento histórico de cómo se ha ido construyendo el sistema educativo mexicano a partir de la independencia hasta nuestros días, dejando siempre dentro del campo de visión, la posibilidad de encontrar anécdotas y hechos históricos no recopilados en este ensayo  y que bien pueden ayudar a entender el momento que vive hoy en día la educación en México y sus instituciones educativas.

·         La independencia y el sistema educativo mexicano.
En el periodo post independentista, el sistema educativo enfrentaba la recién establecida nación mexicana, que fue factor definitivo en el estancamiento al momento de proponer, establecer y desarrollar un sistema educativo nacional.
La corriente liberal que habían accedido al poder una vez concluido el movimiento que dio independencia al país, propuso en 1833 una reforma liberal que proponía suprimir la participación de la iglesia en la educación, propuesta que no fue bien vista por los sectores conservadores de la población y como consecuencia esta idea se abandonó al año siguiente.  
Durante este periodo la educación en México sufrió un severo estancamiento pues el desarrollo de las instituciones nacientes se vio relegado por los intereses político-militares emanados de los diferentes conflictos armados que se vivieron en la segunda mitad del siglo XIX.
El primer cambio radical que sufrió el sistema educativo del México independiente se consolidó hasta 1867 cuando se promulgó la Ley Orgánica de Instrucción Pública, durante los inicios del gobierno de Benito Juárez. Los aspectos a destacar de esta ley se enlistan a continuación: Se otorgó el carácter de gratuidad y obligatoriedad a la educación primaria (lo cual abrió por primera vez la educación a los sectores más pobres de la población), se creó la Escuela de Estudios Preparatorios (institución educativa fundamentada en la corriente positivista), la cual tiene como encomienda el dotar de una base homogénea de conocimientos a los aspirantes a la educación profesional.
En resumen, esta ley fue la primera propuesta unificadora de la educación, concebido en el nuevo gobierno liberal, excluyendo a la religión de los planes de estudio y otorgando el carácter de laica a la educación ofertada por las instituciones oficiales; sin embargo las bondades de esta ley solo aplicaban en lo que refería a los territorios considerados federales incluyendo la capital del país, pero esta primera ley tuvo un gran impacto al momento de redactar las correspondientes leyes de educación en los diferentes estados de la República Mexicana.
A partir de la ley de 1867 en materia de educación, la infraestructura educativa contó con 4 570 escuelas en 1870, contrastando con las 2 424 que existían en 1857. Sin embargo el reto educativo seguía caminos sinuosos, ya que según estadísticas solamente el 19,4% de la población infantil asistía a alguna escuela.
Durante el porfiriato, el sistema educativo mexicano sufrió los embates de un gobierno centralista, el cual restaba capacidad de desarrollo a las instituciones educativas estatales por falta de financiamiento y la ausencia de una política nacional que fomentara el crecimiento y consolidación de un sistema auténticamente nacional.
Durante la gestión de Joaquín Baranda como Ministro de Justicia e Instrucción Pública se logró consolidar un proyecto “nacional”, el cual estableció la creación de cuatro escuelas normales que se sumaron a cuatro ya existentes y que se ubicaban en diferentes estados del país; destacando la Escuela Normal Nacional que desde sus inicios tuvo la facultad exclusiva de otorgar títulos para la enseñanza. Si bien durante este periodo hubo un evidente crecimiento y mejoramiento del sistema educativo “nacional”, el desarrollo del mismo en un gobierno centralista y la poca penetración de las modificaciones en los estados, contribuyó muy poco a dar el carácter auténticamente nacional a los programas desarrollados, pues como en el caso de la ley liberal de educación de 1867 solo aplicó en los territorio federales y la capital de país. Con este hecho, se beneficia nuevamente a solo un sector de la población, diezmando la capacidad de desarrollo de los estados y se ignora nuevamente a la educación como un factor desencadenante de desarrollo e igualdad social (aunque es importante señalar que ese no era uno de los objetivos que se había trazado el gobierno de Porfirio Díaz).
Con la llegada de Justo Sierra a la Subsecretaria de Instrucción Pública se plantea la necesidad reorganizar a las instituciones existentes y crear nuevas, con la idea de unificar el sistema educativo y expandirlo a todos los sectores de la sociedad y elevar el nivel escolar de la población mexicana.
Como resultado de esta ardua labor Sierra crea la Secretaria de Instrucción Pública y Bellas Artes en 1905 y la Universidad Nacional en 1910. Para Justo Sierra la Universidad le correspondía “la educación nacional en sus medios superiores e ideales, logrando la incorporación del conocimiento universal a las necesidades nacional y con una visión nacionalista”.
A pesar de las contribuciones de Sierra y Baranda en el periodo de gobierno de Porfirio Díaz y sumadas a las de otros intelectuales mexicanos como el caso de Enrique Rébsamen, Ignacio Manuel Altamirano, Ezequiel A. Chávez y José Vasconcelos el sistema de educación nacional sufrió un nuevo periodo de estancamiento, pues se dejó dela lado la educación básica y se privilegió a la educación universitaria, sin que esto se reflejara en beneficios para los sectores más pobres de la sociedad.
Durante el gobierno de Díaz, la escolaridad de la población fue cercana al 3% anual, y el porcentaje de escolaridad entre la población de 5 a 15 años fue del 23% al hacer la relación población y matricula; como consecuencia de lo mismo las poblaciones urbanas y semiurbanas fueron las principales beneficiadas por el sistema de educación básica mediante la instalación de nuevos planteles en las principales ciudades, dejando completamente olvidado a los habitantes del campo. Durante este periodo se hizo evidente el desproporcional apoyo otorgado a la educación universitaria dejando de lado el sistema básico.
·         La revolución armada y las nuevas responsabilidades educativas.
Durante el movimiento de revolución la educación en el país sufrió un escaso desarrollo como proyecto nacional y el impulso institucional vino principalmente de parte de los gobiernos estatales; sin embargo al finalizar este periodo en el congreso constituyente de 1917 se dio un paso importante en la consolidación del sistema educativo mexicano otorgando el grado constitucional al precepto laico, gratuito y obligatorio de la educación, de la misma manera se dan mayores facultades a los estados obligándolos a supervisar las escuelas primarias oficiales y privadas y se prohibió a la iglesia dirigir escuela de educación básica.
El gran error de este congreso constituyente fue el haber suprimido a la Secretaria de Instrucción Pública y Bellas Artes, sin asegurar el pleno funcionamiento de los órganos de supervisión educativa de los estados los cuales en muchos casos tuvieron que dejar de operar por falta de recursos financieros y humanos.
Este hecho se revertió afortunadamente con la creación de la Secretaria de Educación Pública (SEP) por José Vasconcelos, quien tenía la firme convicción de unificar criterios de educación y utilizar a la misma para unificar a la población del país, aceptando que su población estaba integrada por un vasto complejo cultural, social e ideológico.  Durante este periodo se establecieron bibliotecas comunitarias y escuelas rurales, se editaron libros de texto gratuitos, se otorgaron desayunos gratuitos y se impulsaron programas de alfabetización de la población; siendo la principal contribución de Vasconcelos el trabajo educativo en el campo mexicano.
Con la consolidación de la Universidad Nacional como la única institución que agrupaba a diversas escuelas y colegios de educación superior y sus subsecuentes transformaciones (desde el punto de vista administrativo) permitió que la Universidad Nacional obtuviera la autonomía administrativa y financiera para el pleno desarrollo de su actividades académicas y culturales, y los logros de la Universidad permitieron que se iniciara un proceso de expansión de la educación superior en todo el país inspirados este modelo.  Así se crearon once universidades entre 1917 y 1948, cinco escuelas técnicas superiores y cerca de treinta escuelas técnicas industriales y de nivel medio superior entre 1916 y 1931; estas últimas sirvieron de base para la creación del Instituto Politécnico Nacional durante el sexenio de Lázaro Cárdenas, mismo gobierno que obligó a las escuelas particulares mediante modificaciones constitucionales a seguir los programas educativos de la SEP.
Durante este mismo periodo, se impulsó a la educación a todos niveles ampliando la oferta educativa a todos los sectores de la población incluyendo a los trabajadores urbanos y rurales, creando centros de educación vinculados a los sectores productivos y alentando la educación técnica, otorgando becas, creando centro de educación tecnológica y comedores, estableciendo centros de educación vocacional de nivel medio superior.
De igual forma se dio un fuerte impulso al sistema educativo rural e indígena (sector de la población históricamente olvidado) creando centros de educación indígena, y fomentando la creación de escuelas regionales campesinas para la formar de profesores que cubrieran la demanda de ese sector educativo; también se crearon instituciones como el Instituto de Antropología e Historia y el Colegio de México.
En definitiva este es el periodo de consolidación del sistema educativo mexicano, por primera vez en la historia se puede observar un crecimiento constante de la matricula y de la escolaridad, aumentando el número de escuelas creadas y la planta docente a todos los niveles.

·         El sistema educativo mexicano contemporáneo (o donde perdimos el rumbo).
Históricamente han existido diversas situaciones políticas, ideológicas, sociales, culturales, militares y financieras que han dificultado el establecimiento de un sistema educativo auténticamente nacional y hoy en día contamos con uno de los sistemas educativos mas debilitados en la historia moderna.
Si bien con la implementación de los ideales revolucionarios se enriqueció el quehacer de las instituciones educativas mexicanas al ampliar el campo de acción de las mismas, en los últimos 40 años el sistema educativo se ha tornado como la encomienda provisional de políticos que ante la falta de una mejor posición dentro del gabinete del presidente en turno, reciben como premio a sus servicios patrióticos y encomiable lealtad, el puesto de secretario de educación volviéndolo poderoso bastión de funcionarios incompetentes y corruptos.
Hay que recordar algunos de los nombres de los más “recientes” secretarios de educación, ahondar un poco en sus trayectorias y compararlos con las biografías y trayectorias de aquellos que construyeron y consolidaron el primer modelo educativo mexicano exitoso; y encontraremos que los vacios personales de políticos como Miguel González Avelar, Manuel Bartlett Díaz, Ernesto Zedillo, Fernando Solana, José Ángel Pescador, Fausto Alzati, Miguel Limón Rojas, Reyes Taméz Guerra, Josefina Vázquez Mota y el recientemente nombrado Alonso Lujambio han generado y están gestando (esto último por Lujambio) grandes vacios institucionales por ser personas que distan de poseer la trayectoria y la preparación que requiere el responsable de las políticas educativas de un país.
El cáncer (y aplica pues se trata de un mal que se genero focalmente en el seno de un sistema y terminó por hacer metástasis) de nuestro sistema educativo radica en algunos puntos como entregar el cargo de secretario de educación a gente políticamente incompententes y con una clara incapacidad para desmantelar el oprobioso y empobrecedor sistema de relación institucional entre la SEP y el SNTE que solo permite adquirir poder político a razón de 60 millones de dólares anuales por cuotas sindicales, con influencia para crear un partido político (Nueva Alianza)para atar de manos a presidentes y dirigentes de otros partidos (ya no digamos secretarios de educación), para designar (fuera de cámaras) a directores de la lotería nacional (que ahora son investigados por ser sospechosos de cometer algunos delitos) y del ISSSTE entre otras cosas.
El favorecer el sistema clientelar para la asignación de plazas docentes, los malos salarios de profesores, el establecer la eficiencia terminal como un parámetro de éxito del trabajo educativo sin importar el aprovechamiento de los alumnos, la disminución constante en inversión del gobierno federal en educación e infraestructura educativa (para incremento y mantenimiento de la misma), la falta de calidad en contenido de libros de texto, la supresión o disminución de horas clase de algunas materias de algunos grados de los niveles de educación básica (temporalmente o actualmente vigentes) como civismo, física, matemáticas, biología, química, la intervención de organismos calificadores particulares con cuestionados criterios de evaluación de la educación (CENEVAL), la constantes campañas de desprestigio en contra de la educación pública de nivel medio superior y superior y la existencia de un modelo económico administrativo que se encarga de otorgar los apoyos económicos y dádivas salariales a los investigadores del país y a sus proyectos (y sin mencionar a sus estudiantes de posgrado) han terminado sofocar la confianza y desarrollo no solo de los rubros educativos del país y también la generación de conocimiento, y recursos humanos altamente calificados que permitan desarrollar ciencia de calidad y en grandes cantidades y por supuesto tenemos como consecuencia el pobre desarrollo de tecnología propia.
Esto es consecuencia de los dos grandes cacicazgos consecutivos al interior del SNTE, Carlos Jonguitud Barrios (1974-1989) y Elba Esther Gordillo (1989-¿?) y sumados a la ineptitud de los secretarios de educación pública (sé que es reiterativo pero no es personal), han terminado por anquilosar un sistema que debe ser dinámico, propositivo, conciliador; retomando y reencauzando los ideales educativos de los pensadores, intelectuales y profesores que han participado en diferentes etapas en la construcción de una institución y su infraestructura que tiene como responsabilidad el dirigir las políticas educativas sin que estén de por medio el interés particular de líderes y políticos que se sujetan a lo económico y el poder. Los intereses políticos han impuesto al sistema de educación directrices concebidas en organismos internacionales que fundamentan sus criterios educativos en modelos económicos y políticos que distan de la realidad mexicana, y que hoy en día por los sucesos que acontecen dichos modelos se encuentran en una profunda crisis.
Como hoy sabemos, en las últimas décadas la generación de conocimiento se ha revolucionado, el surgimiento de nuevas necesidades como resultado de los avances tecnológicos, lo que obliga a tener un sistema educativo integrado por instituciones, autoridades y recursos humanos dinámicos que asuman sus obligaciones lejos de los intereses de particulares y de sindicatos, y que vean la realidad de una sociedad y gobierno sumidos en un proceso de globalización donde la demanda educativa se incrementa que invite y motive la inversión en infraestructura, acerque nuevamente a educadores, pedagogos, intelectuales, al rediseño y construcción de nuevas directrices educativas.

BIBLIOGRAFIA
·         Loyo, Engracia, Gobiernos revolucionarios y educación popular en México: 1911-1928, México, Ed. COLMEX, 1999. Págs. 3- 117.
·         Quintanilla, Susana y Mary Kay Vaughan, Escuela y sociedad en el periodo cardenista, Ed. FCE, México, 1997.
·         Ornelas, Carlos, La misión del sistema educativo mexicano: tres reformas profundas, El Conocimiento de la Transición del Sistema Educativo Mexicana: más allá del curriculum oculto,  en el Sistema Educativo Mexicano: la transición de fin de siglo,  Ed. CIDE-NF, FCE, México, 1995, pp. 95-126 y 168-206 
·         El Sistema Educativo Nacional y su Contexto (INEE, 2006).
JANELLI ZAMORA VALENCIA 205227667

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