sábado, 13 de noviembre de 2010

¡Pantaletas! Con toque sociológico.

Antes de emitir mi opinión sobre esta novela, me gustaría recordar que su autor es un “Escritor y guionista cinematográfico. Armando Rodríguez Ramírez nació en el barrio de Tepito de la Ciudad de México, el 31 de julio de 1951. Como estudiante de la vocacional número 7 del Instituto Politécnico Nacional (IPN), vivió de cerca el Movimiento del 68”[1]. Referencia que nos permite entender mejor su facilidad para narrar historias en el contexto en que se desarrolla pantaletas, a pesar de no haber realizado estudios sobre literatura.

Esta novela es una de varias obras que Ramírez ha escrito en donde narra con singularidad problemas como la desigualdad social y el poco crecimiento que pueden tener las personas de escasos recursos. Nos esboza un panorama desolador, para aquellas personas que tienen el deseo de construir un futuro prometedor. Así mismo nos cuenta sobre la traición de la persona que uno ama, pero reconoce la gran fortaleza que podemos tener al seguir adelante. Y donde el apoyo familiar, es un elemento primordial ante un panorama desolador.

Nos narra situaciones nada nuevas para nuestros ojos, como saber que para poder crecer en este país, se necesita de tranzas, sobornos, conocer personas importantes y  tener mejor apariencia. Podemos identificar que Ramírez nos recuerda que el gobierno está lleno de prepotencia, corrupción y que solo ayuda a los que más tienen, convirtiéndose en una gran barrera para las personas con escasos recursos.

Si bien, pantaletas nos narra todo lo anterior, a mi me dejo una reflexión sobre la desvalorización de la educación superior en México, principalmente en el sector público, pues podemos ver en la actualidad, como en la novela, que la licenciatura está dejando de ser sinónimo de “bienestar social” por así llamarlo. Hablo de desvalorización de la educación más en términos del conocimiento, pues observo otro fenómeno en la actualidad que es la tendencia a volver sinónimo de universidad el incremento monetario, dejando de lado todo lo que la educación superior implica en la construcción de conocimiento y sobre todo en la constitución de lo humano. Sin embrago, sabemos que para sobrevivir en este país no es suficiente tener una riqueza humana y cultural, sino contar con una “economía estable” que el mexicano lamentablemente ha encontrado en el trabajo informal, pues al contrario que en otros países, en el nuestro ya no se está luchando por acabar con el desempleo sino por que el gobierno deje trabajar a los mexicanos libremente en las calles ambulantes.

Dicho lo anterior, desde mi perspectiva el trabajo informal si bien es una consecuencia de la falta de oportunidades educativas, de admisión en las escuelas y pare ser la única salida a esto; es también el reflejo del individualismo que desde la implementación del sistema económico neoliberalista se ha internalizado en nosotros los mexicanos.






Thelma Amaya Hernández

3 comentarios:

  1. La imagen no alude a que todos los sociólogos tienen que creer fielmente en el comunismo.

    ResponderEliminar
  2. Por la ilustración de la pantaleta se te ovido poner tu nombre. Y comentarnos que te dejo la lectura, elaboraste una reseña, la indicación fue compartir tus comentarios.

    ResponderEliminar
  3. Perdón, pero abajo de la imagen esta mi nombre, solo que esta en negro, por eso casi no se ve. Y creo que si puse que me dejo la lectura, que es lo que escribí sobre la desvalorización de la educación superior. Esta en los dos últimos párrafos.

    Thelma.

    ResponderEliminar