martes, 7 de diciembre de 2010


UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA
UNIDAD XOCHIMILCO
MODULO X EDUCACIÓN Y CULTURA
PROFESORA: JANETTE GÓNGORA SOBERANES
ALUNOS: ZAMORA VALENCIA JANELLI
PASTRANA OROZCO JOSÉ
GRUPO SJ02S
EL DIA DE MUERTOS EN XOCHIMILCO: MANIFIESTO DE LA HIBRIDACIÓN CULTURAL
6 DE DICIEMBRE DEL 2010
Introducción.
Durante los últimos años se ha generado un fenómeno que de forma sigilosa ha traspasado las fronteras de nuestra cultura  y se ha mezclado con los patrones de comportamiento, prácticas y costumbres manifiestos en la celebración del Día de Muertos. Nuestro foco de interés es examinar en qué medida hemos adoptado o incorporado mecanismos distintos a los tradicionales –en este caso, a partir de la norteamericanización de nuestras costumbres de mayor arraigo. Hacer una reflexión, en primera instancia de la concepción de la muerte y la envergadura que representaba para la cultura prehispánica, ya que, a ésta se le dedicaban toda una serie de ritos y sacrificios con el propósito de manifestarle el respeto que sentían los pueblos nativos de Mesoamérica. El significado que le otorgaban y el que se le otorga actualmente derivado de una cosmovisión sustentada en el misticismo. Además de explorar la concepción que se tiene de la muerte y el tan particular culto que se le rinde en los pueblos de Xochimilco, así como desentrañar los elementos que componen las ceremonias durante los dos primeros días de noviembre, que se celebran año con año. Por otro lado, indagar sobre el origen de la ofrenda y su significado además de los ingredientes que hacen de ésta un ritual sagrado para las personas que residen en los pueblos de Xochimilco.
Explicar, además, como los procesos globalizadores han intervenido (a grandes rasgos) en la transnacionalización de la cultura y como estos flujos de redes interconectadas han logrado reducir nuestras fronteras, por medio del alcance que poseen las nuevas tecnologías de la información y la comunicación,  así como de los fenómenos migratorios que también han contribuido, en cierta medida, a acelerar este proceso de asimilación de una cultura a otra generando una hibridación sociocultural.
Intentar aclarar el concepto de hibridación a partir del estudio que hace García Canclini en su libro Culturas híbridas, con el propósito de precisar el proceso en el que interviene la interacción de dos culturas distintas para formas nuevas prácticas y estructuras.
Describir qué es el Halloween e indagar sobre su origen y significado, que en la versión de nuestro país vecino, parece haber tomado connotaciones distintas a las de su naturaleza, tomando un carácter mercantilista y superficial y, finalmente, cómo se manifiesta, este, en las fiestas celebradas en  Xochimilco.
Por último, describir cómo es que se ha ido transformando nuestra tradición a partir de adoptar mecanismos y comportamientos promovidos, mayoritariamente, por la mercadotecnia (que nos ha invadido con toda una gama de productos y mercancías alusivas a los festejos propios del Halloween) y los medios masivos de comunicación que también han desempeñado un papel relevante dentro de este fenómeno que ha transformado la forma en la que festejamos un día tan importante para la mayoría de los mexicanos.
Nuestro Ensayo es un intento por explorar, de analizar y recorrer a través de una revisión bibliográfica, mayoritariamente, el comienzo de un largo proceso de amalgamiento y apropiación en la cultura de elementos que si bien, heterogéneos a la cultura nativa, fueron impuestos a través de la coerción; de sometimiento e imposición de una cultura sobre otra –con antecedente en la conquista española del territorio que comprende ahora México-, y posteriormente en la asimilación y adopción de patrones disímiles a los tradicionales característicos de nuestra cultura ancestral y tradicional -contemporánea- pero, que si bien, se han combinado para generar nuevas representaciones simbólicas.
Por otro lado, pudimos dialogar con algunas personas, aledañas al pueblo de Huichapan, quienes nos dieron su opinión personal sobre la forma en que celebran los primeros dos días de noviembre en sus comunidades (fueron charlas espontaneas, de las cuales hicimos un registro ligero, puesto que no se preparo un guión de entrevista, ya que por el tiempo fue imposible elaborarlo, de modo que fue de forma abierta), sin embargo, aunque apoyados en su testimonio, este trabajo no pone de relieve la dimensión subjetiva sobre el tema.
CAPITULO I. LA MUERTE
La muerte es una puerta
abierta en el cielo, y en cuyo
umbral dejamos un cadáver,
es una cosa que no tiene nombre,
es un puñado de ceniza!
Bossuet
 La muerte es el miedo más grande del hombre, porque conlleva las nociones de fin, de ausencia, de angustia, de dolor y de vacío, y porque implica situaciones de cambio y transformación. Todo esto ha impulsado a las culturas a construir ideas y creencias sobre la muerte, la vida y la inmortalidad. La idea principal radica en la idea de la negación del fin y de la ausencia, el problema de la necesidad de la eterna presencia.
La angustia y el miedo están vinculados a la noción de pérdida, y esto origina la búsqueda de poderes supra humanos, y con ellos, la creación de discursos religiosos y de poder. Esta construcción conlleva la elaboración de conceptos y categorías primero, y discursos y normas después. Se inventan así los dioses, la forma de relacionarse con ellos, y ligado a esto los valores, las reglas, y la construcción de las ideas enlazadas con el asunto de la inmortalidad.
De esta manera la angustia por la muerte ha sido una de las condiciones básicas para la existencia y construcción de las religiones a lo largo de la historia de la humanidad, al mismo tiempo que las reacciones ante la muerte expresan las actitudes ante la vida, y constituyen un reflejo de las mentalidades colectivas y de  la religiosidad de las diferentes culturas. La idea de la muerte estrechamente adherida a la vida, puede incluso expresarse a través de símbolos de regeneración de eterno retorno, ya sea a través del sacrificio de los héroes religiosos, de sacrificios de animales o de victimas expiatorias.[1]
El miedo a la  desaparición conduce  a la realización de actividades para logro de  la salvación, salvación que puede interpretarse como la posibilidad de continuación de la vida o regeneración.
En México, en el universo prehispánico la muerte tuvo como concepto y realidad una gran importancia. Los hombres consideraban que la muerte y la vida se encontraban unidos “siendo una consecuencia de la otra”[2], y en particular en la sociedad mexicana, en donde la dependencia de la agricultura y la guerra eran fundamentales para la supervivencia. La madre tierra apareció simbolizando los orígenes, y la muerte en lucha, la victoria. Se pensaba en dos destinos diferentes para el cuerpo y para el alma: para el primero la tierra como alimento para el  alma: Tlaltecuhtli, y para la segunda o Teyolìa, la Casa del Sol, el Tlalocan o el Mictlan.[3] Los cuerpos de los individuos fallecidos por muerte natural se colocaban en posición fetal para ser incinerados o enterrados; quizá todo esto constituyera la búsqueda del retorno al vientre para poder renacer.[4]
En religiones como la cristiana la insistencia en la vida desemboca en la construcción de conceptos y símbolos alrededor de la resurrección del cuerpo y la inmortalidad del alma. Es la negación de la muerte en la obstinación de la inmortalidad del alma, y aquí, el problema es el futuro de ésta y su eterno sufrimiento o felicidad, así como las obras que generaron uno u otro destino.
Para el mundo cristiano se creó la idea del pecado y el purgatorio, y este se convirtió en un instrumento muy importante para la promoción de obras y meritos.
De este modo se canalizo la angustia, porque  “la muerte era temida, pero más que la muerte en si, se temía morir en pecado”,[5] por ello en occidente desde entonces, gran parte de la preocupación se desvía  hacia el tema del bien morir.
Por otra parte cuando se piensa en muerte y en rituales funerarios o en ofrendas mortuorias, es necesario acudir a la noción de hierofanías,[6] de aquello que manifiesta lo sagrado. En este sentido es importante reflexionar sobre la madre tierra que une a los vivos y a los muertos, los muertos que vigilan la cimiente de los vivos y alimentan con su cuerpo la tierra, y que a través de diferentes rituales regresan al “gran útero” para su regeneración; en los vivos que ofrendan a los muertos para proteger sus cosechas y su propia vida, y así en la fertilidad, fecundidad y las fiestas agrarias, la agricultura y las simientes unidas  a los muertos.[7]
Si se considera a la muerte como final o limite, y se acepta que pueden existir distintas formas de morir, independientemente de la desaparición física de los individuos, quizá entonces la mejor forma de enfrentarse a la muerte, no sea a través de un análisis sobre el límite de la vida, ni como el inicio de otra, sino como parte de la vida misma y desde el punto de vista de la acción del hombre. Independientemente de cualquier religiosidad o más bien lejana de ella, la aptitud de enfrentarse a lo finito, privilegio único del hombre y tal vez lo único que lo distingue de los otros seres, genera fuerza interior, y capacidad de razonamiento para la posibilidad de búsqueda del sentido de las cosas.
                               LA CONCEPCION Y EL CULTO A LA MUERTE EN XOCHIMILCO      
En el México precolombino las culturas mesoamericanas hicieron de la muerte una constante representación plástica cuyo símbolo fue la calavera, representada en los códices, pinturas murales, piedras, cerámica y en el Tzompantli que describe Bernal Díaz del Castillo:
                            Pasamos adelante del patio, y vamos a otro cu donde
                            era enterramiento de grandes señores mexicanos, que
                            también tenía otros muchos ídolos, y todo lleno de
                            Sangre y humo, y tenían las puertas y figuras del
                            infierno; y luego junto de aquel cu estaba otro lleno de
                            calaveras y zancarrones, puesto con gran concierto,
                            que podían  ver mas no se podrían contar, porque eran
                            muchas; y las calaveras por si los zancarrones en otros rimeros…[8]
Estas representaciones tuvieron para los indígenas un concepto dialéctico entre la vida y la muerte, expresado en forma de dualidad. El hombre del mundo prehispánico no tenía temor por el más allá ni preocupación por la muerte, vivía con la idea de la supervivencia del alma, incluso la muerte fue siempre para ellos una recompensa, como lo afirma fray Bernandino de Sahagún:
Decían los antiguos que cuando morían los  hombres
                              no padecían, sino que de nuevo comenzaban a vivir
   casi despertando de un sueño y se volvían en espíritus
                              o dioses y cuando alguno moría de el solían decir
                              Teotl.[9]
El hombre prehispánico concebía la muerte como un suceso más de un ciclo expresado en leyendas y mitos.
La leyenda de los soles habla de esos ciclos, que son eslabones de ese devenir, de la  lucha entre la noche y el día, entre Tezcatlipoca y Quetzalcóatl.
Es el que nos lleva alimentar al sol para que no detenga su marcha y el porqué de la sangre como elemento vital generador de movimiento. Es la muerte como germen de la vida.[10] El concepto de muerte que se tuvo en el  mundo prehispánico se convirtió en el contra punto del concepto y representación de la muerte en el mundo colonial.
En el mundo colonial la muerte se representaba por medio de un esqueleto en diferentes posturas, portando en la mano una guadaña. Es por eso que en el México presente se tiene un sentimiento especial ante el fenómeno natural que es la muerte y el dolor que produce; a través de la historia, el tema de la muerte ha estado ligado a las creencias religiosas de los pueblos.[11]
En el México contemporáneo tenemos un sentimiento especial ante el fenómeno natural que es la muerte y el dolor que nos produce. La muerte es como un espejo que refleja la forma en que hemos vivido y nuestro arrepentimiento. Cuando la muerte llega, nos ilumina la vida. Si nuestra muerte carece de sentido, tampoco lo tuvo la vida.
Haciendo una confrontación de los cultos prehispánicos y la religión cristiana, comenta Ariel Miranda del área de cultura de la delegación Xochimilco en un trabajo de la misma, que se sostiene que la muerte no es el fin natural de la vida, sino una fase de un ciclo infinito. Vida, muerte y resurrección son los estadios del proceso que nos enseña la religión Cristiana,[12] es decir se insiste en que la vida desemboca en conceptos y símbolos alrededor de la resurrección del cuerpo y la inmortalidad del alma.[13]
Es la negación de la muerte en la obstinación de la inmortalidad del alma, y aquí, el problema es el futuro de ésta y su eterno sufrimiento o felicidad, así como las obras que generaron en uno u otro destino.[14]
 El cristianismo modifica el sacrificio de la muerte. La muerte y la salvación se vuelven personales, para los cristianos el individuo es el que cuenta. Las creencias vuelven a unirse en cuanto que la vida sólo se justifica y trasciende cuando se realiza en la muerte.
La creencia de la muerte es el fin inevitable de un proceso natural. Lo vemos todos los días, las flores nacen y después mueren. Los animales nacen y después mueren. Nosotros nacemos, crecemos, nos reproducimos en nuestros hijos, después  nos hacemos viejos y morimos.
A menudo en un accidente perdemos a nuestros seres queridos, un amigo, un hijo o un hermano. Es un hecho que la muerte existe, pero nadie piensa en su propia muerte. En las culturas contemporáneas la “muerte” es una palabra que no se pronuncia.  (http/www.acabtu.com.mx/diademuertos/origen.html)
CAPITULO II. XOCHIMILCO Y EL DIA DE MUERTOS
"Yo nunca he visto enterrar a un muerto quizás los muertos
no se sepultan, se guardan en la memoria"
(miquiztli)
Entre las celebraciones más importantes dentro de nuestras fronteras se encuentra la que se hace a los Fieles Difuntos y la de Todos los Santos, producto de dos tradiciones culturales: la hispana y la indígena. La mayor parte de los campesinos del país las festejan, ya que coinciden con el ciclo agrícola de muchos productos, por ejemplo, el maíz de temporal y la calabaza.  Por otro lado, el día dos de noviembre, además de ser una festividad agrícola, también se trata de una celebración relacionada con el culto a los antepasados, es decir, el culto a los muertos.
Al principio hicimos una reflexión sobre el sentido que le damos a la muerte, cabría retomarlo para abordar un poco el culto que se le hace anualmente. La muerte está presente en el transcurso de nuestra vida cotidiana, es un elemento que constituye al ser humano, evidentemente, y no sólo a él le compete; la vida y la muerte está a nuestro alrededor, somos parte de un ciclo, al cual se le tilda como el ciclo de la vida el cual compartimos con todas los seres vivos en el mundo. Pero, el sentido que le damos a la muerte forma parte de nuestros rasgos culturales, tanto es sus raíces prehispánicas como en las españolas. Hay que recalcar, que las sociedades, generalmente, no permanecen aisladas de otras y en ella se expresan rasgos culturales de otras sociedades, ya sea, en primera instancia por dominación (en este caso, a través del proceso de conquista que vivió el país) o muy recientemente a través del mercado y la globalización e incluso por medio del fenómeno migratorio.  Por otro lado, la muerte se encuentra presente anualmente en los festejos de cada primero y dos de noviembre. A pesar de ser un suceso formal le otorgamos a la muerte un sentido festivo: el Día de muertos.
La muerte moderna –como la nombra Paz en su libro, El laberinto de la soledad- es un fin inevitable de un proceso. “En un mundo de hechos es un hecho más”[15], y en las sociedades modernas todo opera como si la muerte no existiera. Sin embargo, el mexicano celebra la muerte, la adorna, se la come en figuras que la representan, la venera y le rinde culto. Es una celebración de raíces prehispánicas y moralidad cristiana para conmemorar a los antepasados, a los fieles difuntos, a todos los muertos. Ya mencionábamos el desenlace –a grandes rasgos- del encuentro de la cultura europea con la autóctona, por lo tanto, la suburdinación de la cosmovisión mítica por las ideas europeas y la tradición religiosa (será pertinente matizar un poco más este evento para entender la envergadura de este hecho), sin embargo, no fue del todo catastrófico, ya que se resguardaron ciertos rasgos distintivos de las sociedades originarias.  Durante la conquista de México, Hernán Cortés dio indicios de imponer un nuevo orden a través de la religión y no sólo dominar y apoderarse de las tierras recientemente descubiertas. La destrucción de los ídolos autóctonos y la costumbre de poner cruces en lo alto de los templos indígenas demostró esa intención. Posteriormente, con el arribo de los misioneros franciscanos, se inició formalmente el proceso de la evangelización, entonces, se aprovecharía el sentido cultural  y los rituales indígenas para acercarlos al culto católico, los dioses se van por que su tiempo se acabo pero regresa otro tiempo y con los otros dioses, otra era.[16] Por otro lado, cuando los españoles llegaron a México hicieron coincidir sincréticamente  las celebraciones judeocristianas  con las tradiciones indígenas, “apoyándose de una serie de lecturas, sermones y ceremonias religiosas relacionadas con la muerte”[17]. La fuerza del catolicismo traída por los españoles en la representación de frailes, misioneros y soldados, prevaleció, modificando prácticas, costumbres, hábitos y cosmovisión indígena; en relación a la muerte, desde ese momento ya no se pensaría en ella como una continuación  de la vida, sino como el fin de la existencia, ahora sería a través del comportamiento humano lo que determinaría su traslado al cielo o al infierno. Se desplaza la cosmovisión sobre el origen de la humanidad a partir de las osamentas que trajeron de Mictlan, por la creencia del surgimiento del hombre por medio de la arcilla. “Sin embargo a pesar del exterminio étnico del siglo XVI, afortunadamente quedaron reminiscencias culturales; en lo que respecta a las ceremonias mortuorias, algunas prácticas se mantuvieron, otras se amalgamaron con la tradición hispana”[18]. Si bien, se acepta el nuevo orden impuesto, pero se resguarda en la clandestinidad las creencias y ciertos elementos míticos que les distinguen,  entretejiendo tradiciones; se fusionan creencias y se superponen imágenes. Comienza un largo proceso de amalgamiento entre dos culturas. Esta mezcla de elementos culturales distintos, que finalmente lograron entremezclarse, fue lo que dio origen a lo que en la actualidad distinguimos popularmente como Día de muertos.
 CELEBRACION DEL DIA DE MUERTOS
El hombre sólo viene a  vivir una vez a la Tierra, según Netzahualcóyotl,
expresado al final de uno de sus cantos:
Niquilnamiqui in tocnihuan
¿Cuix occeppa huitze?
¿in cuix oc nemiquihui?
zan cen ti ya polihuia
zan cen ye nican in tlalticpac.
(Yo recuerdo a nuestros amigos
¿Acaso vendrán otra vez?
¿Acaso volverán a existir aquí?
Sólo una vez perecemos
Sólo una vez aquí en la Tierra.)
El día de muertos  en Xochimilco es como en el resto del país, un festejo dedicado a la memoria de los difuntos, evento que incentiva anualmente a acercar a niños y adultos con la idea de la muerte. Lo que destaca de los pueblos de Xochimilco es la forma tan peculiar que tienen de despedir a sus muertos; es la serie de prácticas y ceremonias de las que resaltan la recepción y despedida de las ánimas, la colocación de las ofrendas o altares de muertos, el arreglo de las tumbas, la velación en los cementerios y la celebración de los oficios religiosos. Estas actividades se suscitan, como ya es costumbre el primero y dos de noviembre; el primero de ese mes se recuerda a los niños y el día dos a los adultos, no importando los  días de la semana en que recaen esas fechas, en todos los pueblos de Xochimilco, en donde existe un panteón, serán colocadas las ofrendas para los que no están al lado de sus seres queridos. Xochimilco, cuyo nombre significa “Lugar que cuida el agua” oLugar de la cementera florida”, se ubica al sur de la ciudad de México y desde mediados de octubre existe un colorido movimiento para venerar la memoria de todos sus difuntos, sustentado bajo la idea de que durante esos días las ánimas de los muertos visitarán a sus familiares. Entonces, por este motivo es preciso –dentro de sus tradiciones- ir a su encuentro en el panteón y a partir de ahí marcar la ruta hasta sus hogares por medio de pétalos de flores que indican a las ánimas el camino hasta donde se alimentarán con los olores de la ofrenda.
LA OFRENDA
Desde la época prehispánica, pasando por la época colonial, hasta nuestros días. La ofrenda constituye una práctica de gran importancia dentro del festejo del Día de muertos  por el significado que se le otorga. En primera instancia, se menciona que al llegar los españoles al territorio que comprende ahora  México y conocer los practicas paganas de los nativos, estos no los comprendían, así que se dieron a la tarea de modificar su tradición –para variar- y los obligaron a realizar estas practicas en sus respectivos hogares (por así decirlo), de modo que se adopta un nuevo modo de rendir culto a sus dioses , al no poder hacerlo de forma comunal –por las restricciones impuestas por los conquistadores- lo hacían desde sus hogares. Si, así es, es lo que están pensando ahora estimados lectores: nace la ofrenda. El origen de las ofrendas esta en el culto que las razas autóctonas rendían a sus muertos para agradar a sus dioses con quienes residía el espíritu de sus difuntos (haciendo una revisión somera de los dioses a los cuales se les veneraba durante la época prehispánica, existe una gran variedad de deidades y sólo para los que representan a la muerte –entre esas deidades y de mayor jerarquía se mencionan a Mictecacíhuatl o Mictlancíhuatl: diosa de la muerte y Señora de Mictlán y el inframundo de los infiernos y a Mictlantecuhtli también conocido como Mictlantecuhtzi, o Tzontémoc: dios de la muerte y Señor de Mictlán, también dios del norte, uno de los que sostienen los cielos). Dentro del complejo marco del culto y del servicio a los muertos, la ofrenda también tiene un papel de sin igual importancia. Para la atención y servicio de los muertos la ofrenda representa una de las fases de interpretación más trascendental del culto.  Entonces, para describir un poco más a la ofrenda Xochimilca, se podría decir que estas se colocan en altares familiares que representan dos niveles marcados por una mesa de uso cotidiano -por ejemplo- las cuales se cubren con fina mantelería, papel china picado, hojas de plátano o petates de tule, y el suelo, según la tradición popular representan el cielo y la tierra. Sobre el altar o la mesa se colocan los distintos objetos de la ofrenda: floreros con diversos tipos de flores, la más habitual, evidentemente, es la flor de cempasúchil, en ocasiones candelabros de loza negra para como símbolo para los difuntos adultos; flores blancas, vasos de agua y un plato con sal destinado al culto a los niños, sobre el piso se colocan elementos que simbolizan el aire y la tierra: incienso, mirra, etc. Curiosamente, el primero de noviembre se ocupa la ofrenda para venerar a los niños, se sirve un desayuno que consiste en pan, atole, tamales y frutas, generalmente. Al medio día en el altar se colocan flores amarillas y para el atardecer se ponen los ya mencionados candelabros negros con velas grandes que indican la llegada de los difuntos adultos; se ofrendan frutas, conservas y tamales. Sin olvidar que también se ofrendan alimentos que hayan sido del gusto de los difuntos colocados en trastes o canastillas tejidas llamadas chiquihuítes. Tampoco faltan las calaveras de achiote propias de la región de Xochimilco que tienen la función de alumbrar el camino de las ánimas con el propósito de guiarlas hacia las ofrendas, también el humo del copal, que según en la creencia popular, sirve para purificar el ambiente y como vehículo de comunicación con las ánimas. Así de elaboradas son las ofrendas en Xochimilco. Finalmente, la ofrenda se prepara y se exhibe de acuerdo a sentimientos aparentemente de gratitud, amor y veneración, que no pueden esconder el temor a la insatisfacción y al disgusto de los sobrenaturales visitantes. “Así, la ofrenda se obsequia como un acto propiciador de personal y solemne pleitesía, constituyéndose por ello en carga sagrada”.[19]
CAPITULO III. UN NUEVO CULTO A LA MUERTE: HALLOWEEN
¿QUÉ ES EL HALLOWEEN?
 El "Halloween" deriva del inglés antiguo, "all hallow's eve", o Víspera Santa, pues se refiere a la noche del 31 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos. La fantasía anglosajona, sin embargo, ha robado su sentido religioso para celebrar en su lugar la noche del terror, de las brujas y los fantasmas. Halloween marca un triste regreso al antiguo paganismo, tendencia que se ha propagado también entre los pueblos hispanos. [20]
ORIGENES
Sus orígenes comenzaron, mucho antes de la era cristiana entre los antiguos celtas (bretones, galos, escoceses e irlandeses).  El fin del verano marcaba el inicio del Año Nuevo Céltico; éste se celebraba ofreciendo sacrificios al “Señor del Cielo y de la Tierra”: Samhain o Saman. La celebración se constituía en un día festivo llamado la “Vigilia de Saman”. La imagen de ese dios pagano era la de un esqueleto sosteniendo una hoz o guadaña en su mano que más tarde llegó a ser conocido como La Muerte.
El 1º de noviembre era la fecha en que los celtas celebraban el Día de la Muerte. Por esa época las hojas de los árboles caían, oscurecía más temprano y las temperaturas bajaban. Ellos interpretaban estos fenómenos estacionales como un decaimiento de su dios sol, el cual pensaban ellos, estaba perdiendo fuerza porque Samhain lo estaba subyugando. Adicionalmente ellos creían que el día anterior, el 31 de octubre, Samhain se reunía con los espíritus de todos los que habían muerto el año anterior.
Estos habían estado confinados a habitar en cuerpos de animales durante todo un año como castigo por sus malas obras, y en la víspera de la fiesta, el 31 de octubre, se les permitía regresar a sus antiguos hogares a visitar a los vivos. Para proteger a éstos, el sacerdote dirigía a la gente en ceremonias de adoración diabólica en las que eran quemados como ofrenda caballos, gatos, ovejas negras, bueyes y seres humanos, para apaciguar a Samhain y evitar que los espíritus de los muertos los lastimaran.
Los Druidas o sacerdotes, eran ministros quienes asimismo realizaban sacrificios humanos como ofrendas que servían para apaciguar la ira de los dioses. “La Vigilia de Samhain” era pronunciada en la primera Bretaña So-wein. En un intento de cristianizar este día de adoración pagana, en el año 800 la Iglesia Romana movió el Día de Todos los Santos del mes de mayo al 1º de noviembre. En inglés este día se llama el “All Hallow’s Day” que pronto se acostumbró llamar “All Halloween”, y que pronto fue abreviado a Halloween que hoy en día conocemos.
Los satanistas establecieron entonces la noche anterior, el 31 de octubre, como la noche de “Todos los Demonios”, para que estos penetraran la noche anterior, consagrándola mediante hechizos, maldiciones y horrores. [21]
ORIGEN DE LOS DISFRACES
La noche del 31de Octubre los druidas fabricaban una enorme fogata de año nuevo. Quemaban animales, cosechas y seres humanos como sacrificios a su dios sol y a Samhain, su dios de la muerte. Durante esta ceremonia diabólica la gente usaba disfraces hechos de cabezas y pieles de animales. Entonces practicaban adivinación, saltaban sobre las llamas o corrían a través de ellas, bailaban y cantaban. Todo esto era hecho para ahuyentar a los malos espíritus. Los disfrazados iban de casa en casa, cantando y bailando. Sus máscaras con sangre coagulándose y sus grotescos disfraces servían para verse ellos mismos como espíritus malignos, y así engañar a los espíritus que entrarían ese día y evitar ser lastimados por ellos.[22]
TRATO O TRUCO
Si por alguna razón alguien olvidaba disfrazarse o no podía engañar a los demonios vistiendo pieles de animales u otros disfraces, había una forma de exorcizarlos: haciendo con ellos un trato de comida y fruta y proveyendo al espíritu errante de albergue para la noche. Si el demonio quedaba satisfecho con su trato, no le harían truco arrojándole un hechizo maligno que le causara estragos. Los druidas en Irlanda recorrían los vecindarios y alrededores la noche del 31 de octubre para colectar ofrendas a Satanás. Ellos cargaban linternas, bolsas de dinero y varas de caña puntiagudas. En cada casa demandarían un específico importe. Si el dueño de la casa no daba la ofrenda, el druida castraría al humano con la vara o a uno de sus preciados animales. Años después, los granjeros irlandeses, emulando la costumbre druida de antaño, iban casa por casa rogando por comida para sus antiguos dioses. Buena suerte era prometida a todo aquel que donaba, pero amenazas eran hechas contra aquellos que no daban.[23]
EL HALLOWEEN HOY EN DÍA
No es difícil reconocer las similitudes entre las antiguas celebraciones de los celtas y sus sacerdotes paganos, con las costumbres aparentemente ingenuas de la celebración del día de Halloween de nuestros días. Los disfraces, aunque hoy son más variados y no solamente se utilizan cabezas de animales, son un fiel reflejo de la antigua costumbre. Asimismo lo son las visitas de casa en casa pidiendo dulces y la frase que utilizan de “truco o trato” con la amenaza de hacer travesuras a aquellos que se atreven a no dar lo que se les pide. Estas celebraciones parecieran ser inofensivas y hasta simpáticas. El comercio y la sociedad las han aceptado y son ampliamente publicitadas.
Hay todo un movimiento social que organiza celebraciones en casas, fiestas en clubes, los establecimientos comerciales adornan con motivos alusivos a prácticas ocultas, y aún los sectores más radicales de la cristiandad guardan silencio ante una práctica que ya no solo es exclusiva de la sociedad norteamericana, sino que ha llegado a Latinoamérica como un producto de importación más de la sofisticada sociedad de consumo norteamericana. [24]
DÍA DE MUERTOS O HALLOWEEN EN XOCHIMILCO
Los días feriados no se hacen esperar, ya sean los tradicionales o los “prestados”, como lo son la siempre batalla del ¨Halloween¨ contra el Día de Muertos.
El Halloween como sabemos, es una derivación de la expresión inglesa All Hallow’s Eve (víspera del día de todos los santos); se celebra principalmente en los Estados Unidos el 31 de octubre y tiene sus orígenes en la celebración celtica del Samhain y la festividad cristiana del día de todos los santos.
Los inmigrantes irlandeses transmitieron versiones de la tradición a América del Norte, durante la hambruna irlandesa de 1840. La fuerza expansiva de la cultura gringa ha hecho que se haya popularizado en muchas regiones del norte de México, por eso de ser frontera, y por nuestra admiración a la cultura americana (¿?).
Por otra parte, el Día de Muertos, como ya se menciono anteriormente, es una tradición mexicana, pura, prehispánica, que honra a los difuntos el día 2 de noviembre. Sus orígenes se remontan mucho tiempo atrás, mucho antes de que los ¨gachupines¨ llegaran al nuevo mundo, ya que existen registros de celebraciones en etnias como los Mexicas, los Mayas, Purépechas, Náhuatlecas y totonacas.
En aquellos tiempos era común conservar los cráneos como una especie de trofeo, ya después la tradición evoluciona a las deliciosas calaveritas de azúcar que ahora encontramos hasta en el supermercado.
Hoy en día, en lugares como Xochimilco, podemos encontrar altares de muertos con ofrendas hechas con dulces americanos y proyecciones de películas del hombre lobo con subtítulos para entenderle.
Se ha empezado a limpiar las tumbas y poner veladoras, las cuales van a iluminar el camino de nuestros muertos que nos van a visitar en la tierra por miedo.
Se mezclan  las culturas, las cuales de una manera u otra, se fusionaron gracias tal vez a que las fechas son muy próximas, a que las festividades son relativamente similares o a la ubicación geográfica, cualquier justificación suena lógica, a fin de cuentas, todo tiene su por qué en esta vida.[25]
TRANSFORMANDO LA TRADICION.
El Día de Muertos ha sido una de las tradiciones con más  arraigo en nuestro país (tradición que aún mantienen con vida las practicas y ceremonias que se realizan en los pueblos de Xochimilco y, desde luego, en otras regiones del país), si bien, ésta  fascinación por la muerte prevalece desde nuestras culturas ancestrales, en las que se idolatraba a Mictecacíhuatl o Mictlancíhuatl: diosa de la muerte y Señora de Mictlán. Así mismo, se le hacían ofrendas con comida, bebidas, etc., además de ceremonias con danzas y sacrificios humanos (en este caso, guerreros hechos prisioneros durante encuentros con otras tribus). Para la cultura ancestral la muerte no tenía las connotaciones morales de la religión católica en la que las ideas del cielo y el infierno sirven para gratificar o castigar. Contrario a eso, se creía que los rumbos destinados a las almas de los muertos estaban orientados por el tipo de muerte que se tenía, y no por la clase de comportamiento durante su vida. Si bien, con la llegada de los españoles, los ritos característicos y sacrificios de las culturas ancestrales dejaron de existir, pero no su tradición por venerar a la muerte y a los muertos.  Con la imposición de la religión católica, el Día de los Fieles difuntos se cargo con un misticismo muy particular; ésta celebración estaba enfocada en imágenes y figuras de la misma religión, pero nunca dejó de tener ese toque de la cosmovisión prehispánica.
Entonces, la celebración del  Día de Muertos en nuestro país representa una de las mayores muestras de sincretismo religioso y una celebración popular que expresa el carácter festivo del mexicano ante la muerte.
FIESTA Y TRADICION SE SINCRETIZAN
                                                                                              EN UN PARTICULAR DIA FESTIVO
Mencionábamos, anteriormente, que las sociedades no pueden aislarse unas de otras, por  lo tanto comparten ciertos rasgos mutuamente (o en algunos casos, unas más que otras). Mucho tiene que ver con los procesos globalizadores y migratorios –el desplazamiento de una gran cantidad de personas de forma local, es decir, de estado a estado dentro del país, o de forma internacional, hacía al país del norte, usualmente- ya que los flujos y las interacciones que ocurren en estos procesos han disminuido fronteras y aduanas, señala García Canclini, en su libro Culturas híbridas, así también como la autonomía de las tradiciones locales.  Sería pertinente también mencionar, aunque ya es evidente, los alcances que ha tenido el auge de las tecnologías de la información y la comunicación, en este sentido, Naief Yeyah, presenta un balance sobre los aspectos negativos y positivos de la incursión del nuevo espectro tecnológico en su libro, Tecnocultura. Dentro de su análisis emerge la idea de la sonambulización de la sociedad, es decir, existe una cierta enajenación de las personas por las nuevas tecnologías –la nueva gama de celulares, versiones cada vez más sofisticadas y reducidas de las computadoras portátiles, etc., que finalmente sirven como portales de información y  como modelos emergentes de educación, lo que en un principio tenía como privilegio la televisión la radio, etc. (y que aún mantienen, pero ahora se potencializa con la incorporación de elementos e instrumentos que arrastra la ola de la posmodernidad aparente). Esta obsesión o enajenación, que se torna en necesidad, en una sociedad sonámbula (empleando el término de Naief) no nos permite ver las transformaciones -o procesos socioculturales que entremezclan las actividades discretas[26]- que eventualmente presentan las innovaciones tecnológicas. Perdemos de vista las implicaciones sociales, culturales, morales, políticas de los progresos tecnológicos, los que a menudo tendemos a ver como neutros.[27] La migración recurrente, también ha sido un fenómeno que contribuye y ha contribuido ampliamente, en principio, a la hibridación en la cultura. Habrá que hacer un paréntesis con respecto a la cuestión de  si conviene designar con la palabra híbrido a los procesos socioculturales que se combinan para generar nuevas prácticas y estructuras. Hay quienes emplean los términos mestizaje o sincretización (hemos empleado este último, a lo largo de nuestro trabajo, pero describir estas adaptaciones que se hacen de una cultura a otra, como hibridación, sería tal vez mejor para referirnos a la envergadura que encierra la incorporación de elementos jalogüinenses a nuestras tradiciones festivas). Canclini, pone en la mesa del debate la incógnita de que si esta palabra precisa lo que se pretende expresar con respecto a la conjugación de distintas culturas que convergen en la producción de representaciones nuevas. Trasladar de la biología al terreno sociocultural la palabra híbrido “gano campos de aplicación, pero perdió univocidad.”[28] Es decir, como nosotros lo entendemos, que podría interpretarse de formas distintas sin respetar su naturaleza estimuladora. Sin embargo, también se han importado nociones de otras disciplinas, Bourdieu por ejemplo, extrae conceptos económicos para emplearlos de manera metafórica al analizar procesos simbólicos[29], para referirse al capital cultural, capital social. Para resumir y no desviarnos más del tema medular de este trabajo, Canclini, determina que la hibridación es un proceso de mestizaje cultural y “ha servido para salir de los discursos biologicistas y esencialistas de la identidad, la autenticidad y la pureza cultural.”[30]
¿No hay más culturas puras?
Al menos, a lo que nosotros respecta la hibridación que se ha generado a través de redes tan fluidamente interconectadas que reestructuran nuestro mundo, además de las diversas formas en que los miembros de cada grupo o región se adaptan o se apropian de la heterogeneidad de los patrones que reproduce cada grupo social, nos dicta que creer en ese axioma, es lo más sensato.
La norteamericanización de nuestra tradición.
Abordar el tema sobre la hibridación (tomando en cuenta que al ocupar este término lo diferenciamos de cuando decimos que la cultura es sincreta, es decir, que admite elementos externos y los interioriza; a partir de preguntarnos que elementos son legítimos y cuáles no) en nuestra tradición, en la que mezclamos elementos ancestrales enfocados a venerar a los muertos, con Drácula y Frankestein y sus formas tan lúdicas de disfrutar y celebrar ese que se vuelve un día tan especial por la carga sagrada que conlleva dentro de nuestras fronteras. Nos hace pensar, en un proceso largo y complejo de penetración de una cultura sobre otra, empero, la mercadotecnia, los medios de comunicación y las nuevas tecnologías de la información han lubricado la vía por donde han de introducirse estas nuevas prácticas oriundas del país del norte. Como todo en la vida, el cambio es la única constante y en las tradiciones también ocurre lo mismo.
Pasamos del humor fúnebre a los festejos lúdicos –además de frívolos-, de la celebración ancestral y sagrada a las fiestas de disfraces; de las calaveritas de dulce a las calabazas (con rostros siniestros); de la diversidad en colores a los naranjas y negros (bueno, tal vez en el último me excedí un poco, pero es reflejo de lo que se aprecia durante esos días del año), el Halloween se ha sumado indiscriminadamente a los tan tradicionales festejos de Día de Muertos y se han combinado con toda la serie de practicas que se acostumbran en nuestro territorio. Parece ser que Drácula va ganando terreno en territorio azteca. Sin embargo, aunque el Halloween no es originario del país del norte –por su origen céltico y su posterior adaptación a la versión gringa, fenómeno que vincula los procesos migratorios: en este caso, fueron los irlandeses quienes instalados en el país vecino del norte, difunden sus costumbres- este continúa permeando a las nuevas generaciones que se apropian y vuelven parte de sus tradiciones elementos que se importan desde el extranjero a través de los procesos globalizadores que involucran mezclas generadas por industrias culturales[31] y procesos de transnacionalización de las culturas.
Ahora, las manifestaciones más claras de la hibridación de dos culturas distintas (la nuestra y la del país vecino, en el caso de los festejos alusivos al primero y dos de noviembre), se expresan en la importancia que tienen los disfraces para los niños, que para la ocasión, se acostumbra a personificarlos de vampiros, brujas, etc. y toda una serie de personajes monstruosos, bestiales y grotescos, extraídos del imaginario gringo –incluso hasta eh visto a spider man y al sombrero loco, de la tan famosa película, “Alicia en el país de las maravillas”-  los cuales deambulan por las calles exigiendo (quiero decir, pidiendo)  la tan tradicional calaverita, lo que aparenta ser una imitación del dulce o truco –truco o trato, en la versión celta- que se acostumbra a emplear en territorio estadounidense. Ahora, el Halloween, con su carácter mercantilista, se vuelve una oportunidad propicia para los comerciantes –que ven una coyuntura para obtener algo de dinero al vender disfraces y toda una serie de productos alusivos-, para las grandes industrias que emplean la mercadotecnia con el fin de colocar sus productos o bienes que producen dentro del mercado a raíz de la demanda generada por el fenómeno propio del consumismo y que se intensifica en fechas como ésta.
En síntesis: hay una clara tendencia en combinar elementos de nuestra cultura con los de la tradición gringa, pero ¿será sólo cuestión de tiempo para que en la posteridad la tradicional ofrenda, y todo lo que le acompaña, sea desplazada por todo lo que el Halloween requiere? Curiosamente, en la mayoría de los antros (establecimientos donde se permite la venta de bebidas alcohólicas) en la ciudad –e incluso en Xochimilco- se realizan concursos de disfraces y se promueve el consumo de alcohol, en ocasiones, como premios al mejor disfraz, durante estas fechas. Muestra de lo importante que se ha vuelto celebrar al estilo del país del norte. Sería muy aventurado dar un diagnóstico de cuál es el rumbo que toma este fenómeno de hibridación, la forma de mezclar lo tradicional de nuestro país con la forma tan frívola y mercantilista del Halloween, sin embargo, si bien es cierto, estas dos culturas se sincretizan en un particular día festivo.
Conclusión:
En primera instancia, como hemos visto a lo largo de nuestro ensayo, el Día de Muertos, además de ser una tradición ancestral y que hasta nuestros días prevalece -al menos algunos rasgos ancestrales aún se reproducen, como las ofrendas, así como el culto y servicio a los muertos- se ha consolidado como una celebración de suma importancia para el pueblo mexicano, ya que representa la oportunidad de recordar a nuestros ancestros y seres queridos que se han ido y, según en la creencia popular, retornan durante estas fechas para convivir con los vivos. Además de constituirse como una carga sagrada por el significado que se le otorga a la ofrenda, a las ceremonias y a toda la serie de actividades que se realizan en los festejos enfocados a venerar a los muertos.
Ahora bien, en este trabajo se planteó desentrañar los elementos que componen las ceremonias que se realizan durante los dos primeros días del mes de noviembre, particularmente en Xochimilco, con la intención de identificar los elementos que se han venido incorporando a la tradición del Día de Muertos; a lo que pudimos deducir que se ha presentado un proceso de amalgamiento de componentes característicos de otra tradición de origen extranjero, en este caso, el Halloween. Un ejemplo claro de lo dicho lo  encontramos  en Xochimilco, donde a pesar de querer mantener la tradición ancestral, ha incorporado toda una gama de artículos, productos, como los disfraces, los dulces, las películas Holliwoodenses de terror etc. ,característicos a los festejos del país vecino del norte .
Podemos decir que el Halloween a pesar de ser una adaptación de la tradición celtica a la versión gringa, ha logrado permear con sus practicas superfluas y mercantilistas una de las tradiciones de más arraigo de nuestro país, cambiando el comportamiento y la forma en que se participa en los festejos alusivos a venerar a los muertos. Por otro lado, gracias a las fiestas, como señala Paz, el mexicano se abre, participa, comulga con sus semejantes y con los valores que dan sentido a su existencia religiosa y política. Y la combinación de los festejos concernientes al Halloween con los tradicionales de nuestro territorio le otorgan otro connotación en la que la fiesta y las tradiciones se mezclan para producir un particular día festivo.
Descubrir que la incursión de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación han servido como medios que re-educan a jóvenes y adultos, facilitando la integración de las prácticas discretas, como menciona Canclini,  el papel de la mercadotecnia que promueve los artículos, mercancías y productos que requiere el Halloween, desplazando, en gran medida, los acostumbrados durante estos días –como las tradicionales calaveritas de dulce que habitualmente se vendían en el mercado de Jilotepec, por ejemplo, y que han sido sustituidas por la venta de dulces y productos alusivos al Halloween quienes han tenido mayor éxito en el mercado, por el aumento de su demanda entre los infantes y jóvenes.
Entonces, se pone de manifiesto la hibridación de dos costumbres de naturaleza distinta que se conjugan y se entrelazan produciendo una mezcla singular de colores y formas, de prácticas y comportamientos que configuran un panorama único, en la que las raíces prehispánicas, de mística singularidad, conviven junto con practicas frívolas y mercantilistas año con año –hasta ahora, la tradición invasora no desplaza en su totalidad a la costumbre oriunda.
Entonces, sería pertinente volver a cuestionarnos sobre cuál será el rumbo que tomarán nuestras celebraciones, que se ven embestidas por las grandes olas globalizadoras que promueven la creación  de redes culturales  interconectadas entre sí, además del flujo de personas que constantemente migran hacía el país del norte trayendo consigo (al momento de su retorno, según sea el caso), generalmente, hábitos y costumbres  adoptadas durante su estancia en el extranjero que se combinan con las nacionales.
ANEXOS
FOTOS
HUICHAPAN
En esta primera foto, mostramos nuestra llegada al Pueblo de Huichapan, por el tren ligero, donde nos dirigimos hacia el panteón del pueblo.
ARTE FUNERARIO

A continuación en nuestra llegada al panteón percibimos que en el pueblo de Huichapan, se encuentran estupendos trabajos artesanos en las tumbas, perfectamente bien realizados y con un sentido de estética bien definidos.
LAS COLUMNAS DEL PANTEÓN
Esta columna trunca, la interpretamos como la vida que de pronto termina. La columna no llega a su fin, y nos da  la idea de algo inconcluso, como es la vida misma.. ¿o alguien nos puede asegurar que vivió todo lo que tenia que vivir?
TUMBAS
Hemos notado que la mayoría de las tumbas se encontraron muy bien cuidadas y en buenas condiciones.
FLORES EN EL PISO
Nos preguntamos ¿qué hacen estas flores en mitad de un panteón?, y pues concluimos que como suele suceder en las tumbas abandonadas, la propia naturaleza le hace los honores al muerto y las flores enraízan y crecen en toda la tumba hasta cubrirla, que por cierto había docenas de abejas que intentaron picarnos, sin conseguirlo.
PANTEÓN JILOTEPEC
En el panteón de Jilotepec notamos bastantes arreglos con flores alrededor de la mayoría de las tumbas, que manifiestan el aprecio que sienten las personas por sus difuntos.
TUMBAS
En las tumbas de Jilotepec notamos, que la mayoría de ellas se encentraban en malas condiciones, sin arreglar y sin flores.
DETERIORO DE TUMBAS
Nuevamente unas tumbas en muy malas condiciones.
ENTREVISTA ABIERTAS
Realizadas en el pueblo de Huichapan el día 3/12/10
Conversaciones con:
Roberto Ordaz Nicolás.
Jorge Zavala Hernández.
María refugio pinedo.
Daniel Saavedra Lara.
Bibliografía:
Anguiano, Mariana: Origen y significado de día de muertos, en: Las tradiciones de días de Muertos en México, SEP, 1987.
Argüello Sánchez Jorge,  González Montes, Georgina: La muerte nos pela los dientes, Ducere S A de C V, México, 2000.
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De Jesús Bruxo y Rey, María: La inexactitud y la incerteza de la muerte, Carlos Álvarez Santaló, coord. La religiosidad popular. T.II, Barcelona, Anthropos, 1989.
Del Arco. Juan: Religiosidad en jaen durante el siglo XVIII, Carlos  Álvarez Santaló coord. La religiosidad popular. T II. Barcelona, Anthropos, 1989.
Díaz del Castillo, Bernal: Historia de la conquista de la nueva España, México, Porrúa, 1976
Dubov, Silva, Tradiciones y costumbres mexicanas, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1989
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Elizondo, Salvador et al: la muerte, expresiones mexicanas de un enigma, México, UNAM, 1975
Flachsland, Cecilia: Pierre, Bordieu y el capital simbólico, Madrid, Campo de Ideas.
García, Canclini, Néstor: Culturas híbridas, México, Grijalbo, 1989.
Matos Moctezuma, Eduardo: El rostro de la muerte, México, G.V. ed. 1991
Matos Moctezuma, Eduardo: Vida y muerte en el Templo Mayor. México, INAH, 1994
Paz, Octavio: El laberinto de la soledad, Fondo de Cultura Económica, México,
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Westheim, Paul: La calavera, México, ERA, 1971.           
Yeyah, Naief: Tecnocultura. El espacio íntimo transformado en tiempos de paz y guerra, México, Tusquets Editores, 2004.
Webgrafía:
http/www.acabtu.com.mx/diademuertos/origen.html consultado: 28/11/10
Revista Disfruta Xochimilco, ayer y hoy. Especial de Día de Muertos. No. 5, octubre de 2004. Xochimilco, México, D.F consultado: 3/12/10




[1] María de Jesús Bruxo y Rey. La inexactitud y la incerteza de la muerte, Carlos Álvarez Santaló, coord. La religiosidad popular. T.II, Barcelona, Anthropos, 1989, pp.205-223.
[2] Eduardo Matos Moctezuma. El rostro de la muerte, México, G.V. ed. 1991,p. 35.
[3] Eduardo Matos Moctezuma. Vida y muerte en el Templo Mayor. México, INAH, 1994, pp.48-52.
[4] Eduardo Matos Moctezuma. El rostro de la muerte, Op. Cit. P.31-32.
[5] Juan del Arco. Religiosidad en jaen durante el siglo XVIII, Carlos  Álvarez Santaló coord. La religiosidad popular. T II. Barcelona, Anthropos, 19989, p311.
[6] Mircea Eliade, Tratado de historia de las religiones, México, ERA, 1988, p. 21.
[7] Ibíd. Pp. 318-319.
[8] Bernal Díaz del Castillo, Historia de la conquista de la nueva España, México, Porrua, 1976, p. 176.
[9] Citado por Paul Westheim, La calavera, México, ERA, 1971, p. 29.
[10] Salvador Elizondo, et al.; la muerte, expresiones mexicanas de un enigma, México, UNAM, 1975, p. 16.
[11] Dubov, Silva, Tradiciones y costumbres mexicanas, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1989,
 p. 117.
[12] José Luis Cepeda, El proceso de hibridación: de las culturas tradicionales de Xochimilco, día de “muertos,” Universidad Autónoma Metropolitana, 2008, p. 12.
[13] Guadalupe Ríos, Edelmira Ramírez, Marcela Suárez, Día de muertos: la celebración de la fiesta del 2 de noviembre en la segunda mitad del siglo XIX, Universidad Autónoma Metropolitana, 1995, p. 37.
[14] Ibíd.
[15] Octavio, Paz: El laberinto de la soledad, Fondo de Cultura Económica, México, pág. 56
[16] Ibíd. Pág. 103
[17] Jorge, Argüello, Sánchez, Georgina, González, Montes: La muerte nos pela los dientes, Ducere S A de C V, México, 2000, pág. 48
[18] Ibíd. Pág. 51
[19] Mariana, Anguiano: Origen y significado de día de muertos, en: Las tradiciones de días de Muertos en México, SEP, 1987,  pag.18
[20] Información extraída de la web: bitacorapi, http://bitacorapi.blogia.com/2006/103102--que-es-halloween-.php). Consultado: 28/11/10
[21]  Información extraída de la web: conpoder, http://www.conpoder.com/halloween.html consultado 30/11/10
[23] Ibídem
[24] Información extraída de la web: devocionaldiario, http://www.devocionaldiario.com/editoriales/la-historia-de-halloween-su-origen/). Consultado: 30/11/10
[25] Información consultada en la web: Revista Disfruta Xochimilco, ayer y hoy. Especial de Día de Muertos. No. 5, octubre de 2004. Xochimilco, México, D.F  consultado: 3/12/10
[26] Cabe señalar, que en Canclini, las actividades  discretas son procesos también de hibridación y, por lo tanto, no pueden considerarse como fuentes puras.
[27] Naief, Yeyah: Tecnocultura. El espacio íntimo transformado en tiempos de paz y guerra, México, Tusquets Editores.
[28] Nestor, García, Canclini: Culturas híbridas, México, Grijalbo, 1989, Pág. III
[29]Cecilia, Flachsland: Pierre, Bordieu y el capital simbólico, Madrid, Campo de Ideas.
[30]Nestor, García, Canclini: Culturas híbridas, México, Grijalbo, 1989, Pág. V
[31] Existe una industria cultural cuando los bienes y servicios culturales se producen, reproducen, conserva y difunden según criterios industriales y comerciales, es decir, en serie y aplicando una estrategia de tipo económico.  Definición extraída desde la web: slideshare: http://www.slideshare.net/porqueleer/concepto-de-industrias-culturales-presentation consultado el 3/12/10

2 comentarios:

  1. tuvimos dificultades para subir las fotos que tomamos el día que visitamos los panteones en Xochimilco... y por tal motivo ya no las pusimos... el programa no nos permitía insertar ninguna imagen, no entendimos cuál fue le problema así que dedidímos ya no continuar intentando por cuestiones del tiempo... ya que se nos aviso que el trabajo teníamos que subirlo a más tardar el día lunes, en fin... no es justificación (aunque a eso suena), no pudimos solucionar este problema técnico...

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  2. No se preocupen, el ensayo está muy bien logrado. Buena reflexión, articulación y redacción. Se nota el trabajo de investigación, habrá que analizarlo posteriormente a profundidad por el lado generacional. Bien!

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