sábado, 13 de noviembre de 2010

Visita al Museo de Antropología.

Más que museo, es para mí un mausoleo de recuerdos, ya que parece servir de monumento funerario donde se han guardado los restos de las distintas culturas que habitaron nuestro prehispánico país. Tenemos ahí una historia sepultada, que al igual que los panteones la visitamos sólo el día de muertos. Lo ahí exhibido permanece intacto e igual, al menos que corramos con la suerte de que se presente alguna exposición. No se agrega nada a las salas, la historia parece no haber transcendido, la antropología solo construyo la estructura pasada, no se ha tomado la decencia de mostrarnos sus descubrimientos más contemporáneos y construirle monumentos similares; es lo que percibí en las salas de arqueología. Sin embargo, cabe aclarar que la apreciación y el asombro nunca dejaron de mirar.

Respecto a las salas de etnografía sobre los nahuas, huastecos, pueblos mayas, pueblos Indios del Sur, etc. Mi fascinación fue más, conocer las costumbres y tradiciones de estos pueblos me ha recordado lo diverso que es nuestro país y la riqueza cultural con la que contamos. Sin embrago, dichas tradiciones me agradaría más conocerlas visitando los pueblos e interactuar con estos, ya que pienso que  la simple exposición, encierra en sí misma la exhibición de algo que pareciera tenemos que apreciar sólo detrás de un aparador sintiéndome más ajena a esa cultura que parecer no ser parte de mí. El estudio de las etnias no es lo que podría molestarme, sino esta forma de presentar los resultados, pues ya nos advierte la etnografía que las personas no son el objeto de estudio, sino el producto del proceso de conocer, que en mi opinión, se construirá mejor dicho proceso con la interacción con las etnias. Así mismo, me gustaría observar en estas salas algo más contemporáneo de los pueblos mezclado con un poco de la realidad de la cuidad, ya que sin esta relación pienso que volvemos a hablar de ellos y nosotros.

Con lo anterior, no pretendo plasmar un desagrado a la visita, pues ya he dicho al principio que en la visita no estuvo al margen mi asombro y apreciación de todo lo que pude observar, no es una mala crítica al museo, sino una sugerencia para hacer, creo yo, más rico su contenido. De la misma manera, estoy de acuerdo que museos, teatros, libros y demás espacios nos permiten incrementar nuestro capital cultural, pero pienso que el empirismo y la interacción con los distintos pueblos de nuestro país, ademas de incrementarfortalecerá dicho capital.




Thelma Amaya Hernández

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